A 55 años de la muerte de Walt Disney: los datos que seguramente no conoces
Escrito en 15 diciembre 2021
Este miércoles se cumplen 55 años de la muerte de Walter Elias Disney, el visionario y mentor de la empresa líder del cine de animación en la actualidad. Nació en Chicago el 5 de diciembre de 1901 y fue un genio en su industria.
Walt Disney murió a los 65 años, el 15 de diciembre de 1966, víctima de un cáncer de pulmón, ya que toda su vida fumó compulsivamente.
Walter presentó durante 1923, su primera caricatura animada con tan solo 22 años. Se denominaba Alice in Cartoonland y formó parte de Laugh-O-Gram, el primer estudio del productor.
De todos modos, esta no fue muy exitosa, ya que los acuerdo de distribución eran muy pobres, por lo que durante el mismo año se declaró en bancarrota.
Durante 1927, Walt Disney creó a Oswald the Lucky Rabbit, un conejo con características similares a Mickey. Sin embargo, el inventor supo de que no poseía los derechos del personaje, motivo por el cual le pidió a su animador de referencia, Ub Iwerks, que se abocara al diseño de un ratón.
El nombre de aquel personaje fue Mortimer, pero su esposa Lillian, le dijo que ese nombre era muy formal y le aconsejó cambiarlo por Mickey.
El amor de Walt Disney por la caricatura era tal, que inclusive le aportó la voz del también conocido ratón Miguelito.
En una gran cantidad de portales de internet se indica que el cuerpo de Walt Disney fue congelado para revivirlo, inclusive, en algunos aseguran que el productor sería descongelado durante este 2021.
Sin embargo, esta teoría no es más que un tonto rumor. Disney fue incinerado y sus restos están en el Forest Lawn Memorial Park de Glendalle, California, donde pueden ser visitados por quienes así lo deseen.
¿Cuándo surgió el mito? ¿Quién desperdigó la leyenda? No hay demasiadas certeza, sólo algunas hipótesis y algún dato tenue.
Empezaba noviembre de 1966. Walt Disney estaba por cumplir 65 años. Le aparecieron molestos dolores en el cuello y en la pierna. Se preocupó porque la situación estaba afectando su épica capacidad de trabajo. Debía descansar más de lo que estaba acostumbrado. De pronto los dolores se volvieron insoportables.
El médico ordenó unas placas. Esperaban que sólo fueran las secuelas de un viejo golpe tras una caída jugando al polo. Pero no fue así: en su pulmón izquierdo encontraron una mancha sospechosa. Lo operaron al día siguiente. Cáncer de pulmón. El tumor tenía el tamaño de una nuez. Walt era un ávido fumador. Muchos de sus empleados contaron tiempo después que sabían en qué momento dejar las charlas e inclinarse sobre su tablero de dibujo: a lo lejos escuchaban la tos ronca del dueño del estudio y el paso fatigado.
Luego de la operación y de unos días de reposo, Walt Disney volvió al trabajo. Estaba terminando de diseñar Disney World, el parque temático en Orlando (Disneyland, el de California ya había sido inaugurado convirtiéndose en un éxito fenomenal). Al poco tiempo volvió a ser hospitalizado. La prensa se enteró de esta nueva internación. Eso obligó a un comunicado de prensa corporativo que dijo lo de siempre: “Chequeos de rutina”, mintieron.
El deterioro en la salud era evidente e inexorable. No hubo mucho por hacer.
Walt Disney murió el 15 de diciembre de 1966. No dejó disposiciones de última voluntad respecto a qué hacer con su cuerpo.
Sin embargo, pasados un par de años, comenzó a circular un rumor que se difundió con una celeridad y una fuerza sorprendentes. El mismo afirmaba que Walt Disney había sido congelado para poder ser despertado cuando la ciencia encontrara la cura para su mal. La gente lo repitió con convicción durante décadas. La versión (la afirmación) se propagó con firmeza. Hasta que casi todo el mundo en una conversación casual pudo afirmar que “Walt Disney está congelado”; o su consecuencia más amable, hacer un chiste que relacionara al creador de Mickey con el frío.