Rebrote de coronavirus en la ciudad china de Qingdao tras dos meses sin contagios locales

Después de casi dos meses sin contagios locales de coronavirus en China según las cifras oficiales, ha habido un rebrote en la ciudad costera de Qingdao. De momento se han confirmado doce casos, la mitad asintomáticos, ligados a un hospital donde son ingresados los enfermos de Covid-19 que vienen del extranjero y son detectados en las pruebas y cuarentenas obligatorias al llegar a China.

Además de cerrar dicho hospital y confinar los edificios donde vivían los afectados, las autoridades van a hacerle las pruebas del ácido nucleico a los más de nueve millones de habitantes de Qingdao en los próximos cinco días. Aunque esta es una medida habitual para atajar los rebrotes en China, ha cundido el temor a que este foco se extienda porque uno de los enfermos es taxista y acaban de terminar unas largas vacaciones que han visto cientos de millones de desplazamientos por todo el país.

Según informa la Comisión Municipal de Salud de Qingdao, dicho taxista es el esposo de una enfermera del hospital y acudió para un tratamiento a dicho centro médico, donde se le hizo el test del coronavirus y dio positivo. Al parecer, el tercero de los asintomáticos es un hombre de 58 que fue ingresado por tuberculosis en dicho hospital, especializado en enfermedades respiratorias, tras haber sido dado de alta varios días antes.

En su último recuento, que se refiere al domingo, China ha notificado 29 casos asintomáticos importados del extranjeros y tres de transmisión local, pero no los incluye en sus estadísticas como pacientes confirmados de Covid-19 si no desarrollan la enfermedad, informa Reuters. Durante los últimos 56 días, las autoridades no habían informado de ninguna transmisión local, por lo que este rebrote vuelve a demostrar las dificultades para controlar la epidemia.

A finales del mes pasado, Qingdao comunicó que dos estibadores de su puerto estaban asintomáticos tras descargar paquetes de pescado congelado con trazas de coronavirus. Pero, desde entonces, no había trascendido que se hubieran detectado más contagios en esta agradable ciudad de la provincia de Shandong, famosa por su cerveza, Tsingtao, que debe a su pasado colonial alemán.

Rebrotes atajados

Desde el control del coronavirus en su epicentro de Wuhan en abril, en China ha habido varios rebrotes que han sido atajados con medidas drásticas como cierres y confinamientos parciales y pruebas masivas. Además del originado en julio en Urumqi, capital de la región musulmana de Xinjiang, en Pekín y en la ciudad costera de Dalian estallaron este verano dos brotes ligados, respectivamente, a un mercado y una planta procesadora de marisco. Desde entonces, las autoridades han puesto en su objetivo a las importaciones de pescado congelado porque en algunos de sus envases y contenedores han descubierto restos de coronavirus.

Oficialmente, China contabiliza 85.578 casos confirmados y 4.634 fallecidos. Muchos dudan de estas cifras y creen que serán mayores porque, durante las primeras semanas de la epidemia, murieron muchos enfermos sin que se les hubiera hecho la prueba del coronavirus. Pero lo cierto es que el país disfruta de una asombrosa normalidad que ya quisiera Occidente. Semejante éxito ha sido posible gracias al uso de mascarillas desde el principio, al cierre y pruebas masivas en las ciudades donde han surgido brotes, al control de los movimientos de la población mediante aplicaciones en los móviles, a las cuarentenas de dos semanas obligatorias al llegar del extranjero y, sobre todo, a una fuerte concienciación social. Aun así, el coronavirus es tan escurridizo que ha vuelto a aparecer en China después de dos meses.