No hay condiciones para teletrabajo; empleos demandan presencia física
Escrito en 3 septiembre 2020
Ni siquiera dos de cada 10 mexicanos podrían migrar ahora mismo al teletrabajo. Y es que las ocupaciones que se pueden migrar hacia dicha modalidad en medio de la pandemia de covid-19 en México y en países de América Latina están limitadas por la estructura productiva de la región debido a la alta concentración de trabajadores en actividades que necesitan interacción social y presencia física. En el caso mexicano es apenas de 17%.
La probabilidad de teletrabajar es mayor del 80% en los servicios profesionales, científicos y técnicos, la educación, las finanzas y los seguros. Sin embargo, en los países de la región estos sectores representan menos del 20% de los ocupados.
En contraste, las probabilidades de teletrabajar de los ocupados en el comercio mayorista y minorista y la agricultura son del 15% y 1%, respectivamente.
A ello se suman las bajas velocidades de conexión que consolidan situaciones de exclusión ya que inhabilitan el uso de soluciones digitales de teletrabajo.
Los datos provenientes del informe especial “Universalizar el acceso a las tecnologías digitales para enfrentar los efectos del covid-19”, elaborado por la Cepal, ponen sobre la mesa que el bajo porcentaje de conexión a internet en países de América Latina, principalmente en los hogares del primero y segundo quintil de ingresos limita o impide el acceso al teletrabajo.
El documento expone que el porcentaje de puestos de trabajo que pueden migrar al teletrabajo está positivamente vinculado al nivel del PIB per cápita y a menores grados de informalidad.
En la región (de las Américas), el porcentaje de ocupaciones en las que se podría teletrabajar está condicionado por los elevados niveles de informalidad, que en 2018 alcanzaban más del 50% del empleo total. La mayoría del empleo informal se concentra en sectores que necesitan interacción física, por lo que no se puede desarrollar en forma remota”, indica.
En este contexto, “advierte que en cuanto más duren las medidas de cuarentena y la suspensión de la actividad económica mayores serán las consecuencias para los trabajadores que no pueden teletrabajar, lo que aumenta las vulnerabilidades y desigualdades”.
Durante la crisis, quienes desarrollan actividades básicas o manuales y no pueden migrar al teletrabajo están más expuestos a reducciones salariales o pérdidas de empleo, mientras que los trabajadores más calificados pueden mantener sus ingresos. Para mitigar los efectos de las medidas de cuarentena, las fases de reapertura de la economía deben tomar en cuenta planes de retorno a los lugares de trabajo que privilegien las ocupaciones de salarios más bajos que no se pueden desarrollar desde el hogar”, plantea.
Según el informe, antes de la pandemia 7.9% de los trabajadores del mundo trabajaba desde su hogar, principalmente en ocupaciones manufactureras y artesanales tradicionales, pero sólo una minoría en teletrabajo.