El factor Bingen

Escrito en 10 febrero 2020

Manolo Victorio

El sábado 8 de febrero ocurrió un hecho que en las formas se consignó como una boda estelar en la prensa rosa, pero que en el fondo trae una connotación política innegable, inocultable.

Los contrayentes: Regina Velasco Cassaza, hija de Antonio Velasco Chedraui y Angelines Casazza y el diputado local panista por el distrito XV, Bingen Rementería Molina, hijo del senador Julen Rementería y Pamela Molina.

La prensa del corazón se regodeó con esta pareja de ensueño, como suele ser la narrativa en estos hechos sociales.

La prensa analítica, la opinocracia, va más allá. Ve en este acto jurídico más allá de una unión para perpetuar la especie, es un pacto de familias de poder que van por todas las canicas.

Esta boda construye una alianza política hacia la presidencia municipal de Veracruz.

Este acto jurídico sella un maridaje entre dos clanes políticos que, de facto, desdeñan amarres de antaño.

Ahora los Rementería-Velasco, van por todo el pastel, dejando atrás los amores políticos del pasado reciente, divorciándose de las conveniencias pactadas con el grupo de José de Jesús Mancha Alarcón.

La política, que es circunstancia, está alineada a la suerte inmediata del diputado local panista por el distrito Veracruz II.

La primera jugada de Bingen, guiado por el olfato paterno, fue unirse a Joaquín Guzmán Avilés en la lucha por la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional, quien a la postre, fue designado presidente del CDE del PAN en una elección repetida por las inconsistencias documentadas en el ilegítimo triunfo de José de Jesús Mancha Alarcón.

Bingen Rementería Molina está en el roster ganador.

Sabedor que en este 2020 se construye una candidatura o se destruye un proyecto político, Bingen Rementería está dispuesto a someterse a una elección interna en la que la militancia panista elija a pie de urna, a su representante hacia la contienda por la presidencia municipal de Veracruz.

Los procesos de selección de candidatos han sido por designación en 2017 en la contienda por las 212 presidencias municipales y en la selección de aspirantes a las diputaciones locales en el 2018.

Además, si los adversarios internos, que los hay, en su intento por no dejarse arrebatar los espacios panistas en la conurbación Veracruz-Boca del Río, deciden ir por la alianza con los restos del naufragio del PRD y PRI, la Comisión Permanente del PAN, instancia que decide los pactos, uniones y alianzas, no lo permitiría, habida cuenta que el grupo del «Chapito» Guzmán Avilés tiene 29 consejeros, es decir, literalmente apabullan a los consejeros del grupo rival que a los sumo tiene cinco integrantes.

Acorralados por esa mayoría, los insurrectos que deseen contender en los espacios ganados por el grupo de Joaquín Guzmán Avilés, deberán renunciar al PAN para afiliarse al PRD o yéndose por un partidito emergente, con el riesgo consecuente de dilapidar su capital político.

Vaya encrucijada.

La clave está en la negociación, en la aceptación que no son sus tiempos.

Es hora de aprender una máxima priísta, aplicada a todo ejercicio político: en la política hay tiempo de sumarse; pero también hay tiempos de sumirse.

Bingen Rementería inició bien el 2020, año que, según mercadólogos, mandrakes y vendedores de ilusiones, es vital para construir proyectos políticos que aterricen en el 2021.

 

 

MHL


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